Por Francisco Pereda
“Si alguna vez me santiguo será en nombre de la Naturaleza, el Arte y la Ciencia… ¿no es suficiente?”
Bela Bartók
Esta fue la respuesta del compositor húngaro cuando le preguntaron si tenía creencias religiosas. Músicos, poetas, pintores, escultores, escritores y cineastas, han utilizado códigos secretos y símbolos para plasmar en sus obras, mensajes que encierran sorprendentes secretos. La Chacona para violín solo de Bach por ejemplo, consta de un Tema y 32 Variaciones que simbolizan los años de la vida de Cristo.
En 1907, la violinista húngara de 19 años Stefi Geyer, bella rubia de ojos azules y dotada de un gran talento, era una alumna excepcional en la Academia de Música de Budapest. El joven maestro de piano Bela Bartók, no pudo evitar ser víctima de su mágico hechizo; quedó perdidamente enamorado de Stefi.
Bartók le escribe apasionadas cartas de amor y compone para ella su primer concierto para violín, llegando a ser esta confesión musical un testamento de amor por Stefi.
El concierto No.1 para violín tiene dos movimientos, es un retrato de su amada y un claro reflejo de un aspecto importante de la vida de Bela Bartók. Un motivo de cuatro notas representa a Stefi, el cual aparece y reaparece en el transcurso de la obra. El primer movimiento representa a Stefi como persona idolatrada y como mujer celestial. El segundo movimiento está nutrido de sabor folclórico; representa la alegría, el agudo y divertido temperamento y el sentido profundo de la vida interior de Stefi.
Aparentemente, Bartók no adoptó la mejor forma de cortejar a una dama de clase media de familia católica como era Stefi. Convencido de sus creencias y de su propia visión del mundo, Bartók le expresó abiertamente que no estaba de acuerdo con las ideas de la tradición católica, pero que respetaría su determinación de seguir practicando sus creencias. Esta actitud, alejó a Bartók de toda posibilidad de matrimonio con Stefi.
El 5 de octubre de 1908, Bela Bartók terminó de escribir el concierto y se apresuró a entregárselo a Stefi, pero antes de recibirlo, ella le dijo que no tenía intenciones de casarse con él, a pesar que sabía de su intensa pasión por ella. El compositor quedó devastado con la certeza de que lo que había escrito, era música para su propio funeral. Stefi guardó el concierto en el cajón de su escritorio en donde permaneció hasta el año que murió en 1956. En 1958, el violinista Isaac Stern hizo el estreno mundial de la obra.
Bela Bartók, enemigo acérrimo del Nazismo, abandonó Europa en 1940 para radicar en Nueva York. Uno de los más grandes compositores modernos y gran folklorista. En su juventud recorrió diferentes regiones de Hungría, llegando hasta Transilvania, la tierra del Conde Drácula para recopilar cientos de melodías folclóricas para elevarlas a un plano de grandes dimensiones en la música sinfónica de concierto. En el abandono y enfermo de leucemia, murió en 1945.
Según mi apreciación personal, Bartók y Stefi eran conscientes de los valores propios del intercambio emocional que emanaba de la música pero que no iban acorde con los convencionalismos de Religión y Sociedad propios de la Alta Burguesía de la época. Por otro lado, él siempre fue sincero y sin máscara de manso cordero, no tuvo que aparentar ni mentir para luego transformarse en lobo. Lo considero un valiente guerrero de su destino que no quiso ser canario en jaula de oro, prefirió ser pájaro salvaje.